El hostel dispone de café y té gratis, además tienen un microondas, nevera y un hervidor para el té.
En el hostel no tuvimos ningún tipo de problemas y la estancia fue peculiar y entretenida. Recuerdo que en la recepción el chico tenía una cama, al parecer la persona que le tocaba trabajar de noche dormía allí.
La habitación era pequeña, con 4 camas y una silla. Había otras dos chicas que se debían alojar permanentemente allí, una de ellas era estudiante y se pasaba el día en la habitación y la otra estaba también todo el día metida allí chateando, aunque entre ellas no se hablaban. Llegamos a la conclusión de que vivían allí porque debajo de las literas tenían varias maletas con mucha ropa, zapatos, playeras…
La habitación fue un ir y venir de gente en las distintas noches que nos alojamos allí, una de las chicas debía estar liada con el de la recepción y los días que le tocaba trabajar a él de noche, si necesitaban la cama para otro huésped, ella se iba a dormir a la recepción y si estaba otra persona en la recepción te la podías encontrar durmiendo en el salón.
Por ejemplo una noche entró el chico de la recepción a eso de las 3 de la mañana a levantar a esta chica para alojar a otra persona.
Las habitaciones no disponen de taquillas, las camas hacen mucho ruido, el baño y la cocina están limpios y son amplios.
A este hostel hay que ir con la mente abierta ya que no sabes lo que te puedes encontrar o con quien acabarás durmiendo.
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